Neologismos, ¿desconocimiento o esnobismo?

El fenómeno del neologismo o incorporación de una palabra nueva en un idioma se produce por la necesidad de designar una realidad hasta el momento inexistente o desconocida. Un ejemplo es el de la palabra zapping que se puso de moda a finales de los 80 para designar la posibilidad de ir cambiando de canal cuando no nos gustaba lo que se ofrecía en la programación, principalmente en los anuncios, y gracias a la aparición del mando a distancia.

Canal Sur, en su concurso “Si tú me dices ven”, ofreció un premio de un millón de pesetas a la palabra que sustituyese el término zapping. La palabra ganadora fue zapear, que además de significar “espantar al gato con la voz zape”, significa “ahuyentar a alguien”, y que acabó incorporándose en el diccionario como “practicar el zapeo” donde zapeo significa “Cambio reiterado de canal de televisión por medio del mando a distancia”.

Es curioso como se popularizan algunos neologismos extranjeros cuando el diccionario provee de palabras cuya semántica es muy cercana y fácilmente adaptable a la nueva situación.

Entonces, ¿será por desconocimiento o por esnobismo?

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